El labrador retriever es una de las razas más hermosas de perros, no solo por su porte, si no porque además son dulces y fieles compañeros siempre dispuestos al juego, la diversión y a recibir mucho cariño. Este hermoso animal es un gran compañero para toda la familia, siendo especialmente amigable con los niños lo que lo convierte en una excelente mascota. Por eso si piensas sumarlo a tu hogar, te damos algunas sugerencias para que sepas cómo cuidar de un perro labrador. Para saber cómo cuidar de un perro labrador es importante tener claro que este animal es bastante resistente a las altas temperaturas, por lo que si vives en un país de clima cálido no tendrá ningún problema en soportar el calor y seguir jugando con tanta energía como siempre.

El Perro de San Huberto (en francés: «Chien de Saint-Hubert» y en inglés: «Bloodhound») es una raza canina originaria de Bélgica, más concretamente de la región de las Ardenas. Es una de las distintas razas de sabueso reconocidas por la FCI en su grupo 6. Es uno de los perros con el olfato más agudo. Se ha documentado que son capaces de seguir un rastro de hasta quince días,[cita requerida] a causa de la enorme sensibilidad de su olfato, causada por los pliegues internos de sus fosas nasales. Por esa razón se usa como perro policía en labores de rastreo. Tradicionalmente se ha considerado a los monjes del monasterio de San Huberto como los creadores de la raza, y que basaron su selección en los perros de caza que utilizaba el monje Hubert, fundador de la orden y que más tarde al ser canonizado pasó a ser el patrón de los cazadores. El rey Guillermo el conquistador llevó ejemplares de esta raza a Inglaterra cuando accedió al trono. Los descendientes de estos ejemplares fueron conocidos en el país como Bloodhound, haciendo referencia a la pureza de su sangre. Cuenta la leyenda que un noble muy rico cazaba en un viernes santo acompañado de un grupo de ruidosos perros, y a lo lejos pudo observar un ciervo y cuando se disponía a disparar vio dibujado en su cornamenta la imagen de la cruz de Jesucristo y desde entonces se retiró de su vida disipada para dedicar su fortuna a buenas obras. Desde entonces se acostumbró regalar a los nobles, el mejor ejemplar de sus amados perros. Actualmente la tradición se continúa, pero ahora se realiza un servicio religioso y se da la bendición a los ejemplares, continuándose con la exposición de la raza en la Comunidad de San Huberto Bélgica. Después la raza fue introducida en los Estados Unidos donde una de sus misiones fue la de buscar y dar caza a los esclavos fugitivos. Durante muchos años el reconocimiento por parte de un Bloodhound era considerada prueba incriminatoria por los juzgados estadounidenses.

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